La empatía es la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo.La capacidad de ponerse en el lugar del otro, que se desarrolla a través de la empatía, ayuda a comprender mejor el comportamiento en determinadas circunstancias y la forma como el otro toma las decisiones. Es necesario separar dos conceptos que a veces se confunden, empatía y simpatía. Mientras el primero hace referencia a una capacidad, el segundo se refiere a un proceso absolutamente emocional que posibilita que percibamos los estados de ánimo del otro, pero no exige que los comprendamos. La empatía puede dividirse en dos componentes principales
- Empatía afectiva, también llamada: empatía emotiva: la capacidad de responder con un sentimiento adecuado a los estados mentales de otro. Se supone que nuestra capacidad de empatía emotiva se basa en el: 'contagio emotivo', la afectación por el estado emotivo o de excitación del otro.
- Empatía cognitiva: la capacidad de comprender el punto de vista o estado mental de otro/a.
Aunque la ciencia no ha llegado a un consenso sobre la definición exacta de estos conceptos, sí que lo hay sobre su distinción.
La empatía afectiva podría subdividirse en los niveles siguientes:
- Preocupación empática: compasión por otros como reacción a su sufrir.
- Aflicción propia: sensaciones propias de incomodidad y ansiedad como respuesta al sufrimiento ajeno. No hay acuerdo sobre si la aflicción personal es un tipo básico de empatía, o por el contrario, no es empatía. En esta subdivisión puede haber elementos relacionados con el crecimiento/desarrollo. Los niños responden a la tensión de otros poniéndose ellos mismos en tensión; solo a los dos años de edad empiezan a responder de otras formas, finalistas, intentando ayudar, consolar y participar.
La empatía cognitiva puede subdividirse en los grados siguientes:
- Asunción de perspectiva: la tendencia a adoptar espontáneamente los puntos de vista del otro/a.
- Fantasía: la tendencia -proyectiva- a identificarse con personajes imaginarios.
Si bien es cierto, que no siempre que nos ponemos en el lugar de otro, practicamos la empatía. Esto quiere decir, que el hecho de experimentarla es consecuencia de poseer unas cualidades concretas, las cuales en su justa medida y estableciéndolas como cimientos de la empatía, hacen que aplicadas correctamente en esa lectura que hacemos del otro, nos hagan que seamos capaces de ejercer como persona empática.
Este “don” requiere cierta dosis de compasión, en el sentido positivo de la palabra, si alguien llora a mi lado, mi rostro adopta una expresión triste, pero si alguien ríe a mi lado, percibo en mi cara una sonrisa y en mi persona, sentimiento de felicidad. También debemos ser altruistas, tener capacidad de escucha activa, ser optimistas, comprensivos, saber compartir y ser flexibles.
Todas estas cualidades repartidas adecuadamente y orientadas hacia el objetivo de ser empático, nos ayudan a practicar la empatia de manera satisfactoria tanto para quien la recibe como para nosotros, lo cual nos haría merecedores del tan codiciado actualmente, galardón empático.
Licda. Albertína López
Psicóloga Clínica
Clínica de Salud Mental Libera Tus Emociones