Cuando estás enamorad@, tu cerebro libera más dopamina, la hormona que te hace feliz, de hecho, el enamoramiento es equiparable a la satisfacción que experimentas cuando consumes una droga como la cocaína, por ejemplo.
Pero cuando la relación termina, tu cerebro no asimila de manera inmediata la respuesta, por lo que esos químicos que te hacían sentir tan bien alcanzan su nivel más bajo haciendo que experimentes ansiedad y esa necesidad de volver a sentir la sensación, justo como un adicto que consume drogas.
La falta de dopamina empieza a afectar otras áreas del cerebro, anulando así el control del área de las emociones. Eso explica que hagas algunas locuras como llamarle cuando bebiste, ir a buscarle a su casa, saber de él/ella por medio de sus amig@s, etcétera.
Sin embargo, ahí te va un dato interesante: tú no extrañas a la persona querida como tal, sino la sensación que te brindaba estar a su lado, y esa liberación de dopamina que hacía a tu cerebro sentirse tan bien.
Te vas acostumbrando a que estas sustancias estén en el cerebro y cuando hay una ruptura, sufren una sensación de abstinencia, de pérdida y experimentan la necesidad de volver a producir esas sustancias. Por eso terminar una relación amorosa puede ser tan doloroso”.
“Cuando te vinculas con alguien que cumple tus expectativas se genera una dependencia emocional muy fuerte porque llena un vacío. Es como si percibiéramos que necesitamos estar con esa persona para estar completos. Esa relación no se establece fácilmente, por eso tampoco es fácil terminarla”
Las experiencias intensas, como las que causan mucho miedo o los amores apasionados, crean neurocircuitos muy resistentes. Eso significa que, cuando queremos superarlos, el cerebro no va tan rápido como nos gustaría.
Ahora bien...entre más larga sea la relación, más daño en el cerebro.
Mientras más tiempo hayas estado en una relación, los efectos neurológicos son más profundos, por eso cualquier acto como ir a caminar, leer, visitar a conocidos, etcétera, los relacionas con las experiencias del pasado que viviste con tu pareja, te ayudaran a mantener esa sensación de pérdida.

Así como un espacio, un sabor o una canción pueden ser también estímulos que se recuerdan. Pero, como son reacciones del cerebro, no hay que interpretarlas como una situación que nunca se podrá superar. Es solo cuestión de tiempo que el cerebro vaya generando marcadores nuevos y asocie los estímulos viejos con sensaciones nuevas.
Clínica de Salud Mental Libera tus Emociones
Licda. Albertína López
Psicóloga Clínica